Entrevista con un demente: "El gato negro".

¡Pensar que una bestia, cuyo semejante había yo destruido desdeñosamente,
una bestia era capaz de producir tan insoportable angustia en un hombre creado a imagen y semejanza de Dios!
¡Ay, ni de día ni de noche pude ya gozar de la bendición del reposo!

Nuevamente recurrimos a un cuento de Edgar Allan Poe, el autor preferido de muchos estudiantes y profesores, pues no ignoramos que sus estructuras narrativas son armoniosas, magistrales, perfectas. Este relato en particular produce una gran atracción en los jóvenes por todo lo que el gato negro representa: sin caer en lo absurdo, numerosas interpretaciones son deseables, ¡y por supuesto bienvenidas! El protagonista de esta historia es un pobre hombre caído en desgracia. Su decadencia se debe en gran medida al alcohol, pero no dudemos en explorar otras causas de tanta degradación humana, pues, si somos sensibles, admitiremos que detrás del discurso y las acciones del narrador hay sufrimiento y seguramente una gran impotencia por no comprender los drásticos cambios que alteraron el carácter dócil y tierno de su niñez.

La entrevista ha sido un recurso fundamental para la investigación de campo, para recoger testimonios y puntos de vista; en el caso de nuestro protagonista, representaría una oportunidad invaluable para reivindicarse, no ante dios, sino ante sus semejantes humanos. ¿Quién le ha dado ese privilegio? A los dementes, según el calificativo o diagnóstico de individuos dentro de los parámetros normales, no se les concede esta alternativa; lo que importa son sus actos sangrientos, su comportamiento antisocial.

Proponemos, pues, un ejercicio creativo con la literatura: la entrevista a un personaje de ficción que llevaría al lector de aspiraciones críticas, y sobre todo humanas, a una interpretación quizá compasiva o serena de las terribles realidades.

"[El] paso siguiente consist[e] en buscar a la bestia causante de tanta desgracia…": la mente y su negra conciencia.

Mi propósito inmediato consiste en poner de manifiesto, simple, sucintamente y sin comentarios, una serie de episodios domésticos. Las consecuencias de esos episodios me han aterrorizado, me han torturado y, por fin, me han destruido. Pero no intentaré explicarlos. Si para mí han sido horribles, para otros resultarán menos espantosos que barrocos. Más adelante, tal vez, aparecerá alguien cuya inteligencia reduzca mis fantasmas a lugares comunes; una inteligencia más serena, más lógica y mucho menos excitable que la mía, capaz de ver en las circunstancias que temerosamente describiré, una vulgar sucesión de causas y efectos naturales.

Si deseas descargar el cuento en su versión original con la traducción al español de otro maestro, Julio Cortázar, da clic en la siguiente imagen.

Maestro, si la estrategia que proponemos es de tu interés y agrado, te invitamos a que la apliques con tus estudiantes. Seguramente disfrutarán de la actividad descubriendo por sí mismos los significados de este cuento clásico.

Créditos

Diseño de contenido:
Mariana Díaz Esqueda

Coordinación del proyecto:
María Teresa Castro Muñoz

Diseño instruccional:
María del Socorro Casas Pérez

Diseño multimedia:
Lyssette Calapiz Estrella